El mayor caso de corrupción de este sexenio que se ha documentado hasta el momento ha sido el desfalco multimillonario en Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex). La organización fue creada por el presidente Andrés Manuel López Obrador en enero de 2019 para garantizar el autoabastecimiento alimentario. Sin embargo, desde su creación se ha visto empañado por denuncias de corrupción. Con base en 38 denuncias presentadas contra la paraestatal, la Fiscalía General de la República (FGR) abrió varias investigaciones y ha procesado al menos dos hasta el momento. Por uno de ellos, que es una compra irregular de azúcar, se emitieron 22 órdenes de aprehensión contra exfuncionarios y empresarios por delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Segalmex fue diseñada por el gobierno mexicano para ser la heredera de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), una paraestatal que se dedicaba a garantizar la compra y regular los precios de los productos de la canasta básica. La intención era fusionar Liconsa y Diconsa, dos organizaciones que hasta entonces se habían encargado del abastecimiento de alimentos y leche. Luego de fusionar todo bajo el nombre de Segalmex, López Obrador designó a Ignacio Ovalle, político de carrera del Partido Revolución Institucional (PRI) y ex amigo suyo, como jefe de la organización. Ovalle duró poco más de tres años como titular, fue destituido en abril de 2022 luego de que estallara un escándalo que terminó manchando a la Administración de López Obrador. Aquí están las claves para caso segalmex:
Paga por productos que nunca llegan
Él modus operandi El uso de esta red de funcionarios y empresarios que se dedicaban a asaltar las arcas públicas se basó en la firma de acuerdos millonarios por productos que nunca fueron entregados. Bajo el mandato de Ovalle, Segalmex comenzó a utilizar un concepto llamado “recepción legal”, una figura poco común en la administración pública. Esto significaba que en las compras que hacía, la agencia pagaba a los proveedores la totalidad de los contratos, pero las empresas se quedaban con esos productos hasta que Segalmex los solicitaba. Esta práctica llevó a que los proveedores nunca terminaran de entregar el 100% de lo comprado, causando un enorme daño al erario público.
Uno de esos casos, que ha sido documentado gracias a Animal Político y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, ha sido una compra irregular de 7,8 toneladas de azúcar a cambio de 142,4 millones de pesos. La FGR ha dicho que “nunca pudieron probar” que esas toneladas habían sido entregadas “legalmente a dicha empresa estatal”. Una fuente familiarizada con el tema, que prefiere mantener su nombre en el anonimato, ha dicho a este diario que solo se han entregado alrededor de 57 millones de pesos en azúcar, dejando un saldo de 85 millones de pesos.
En este caso se emitieron 22 órdenes de aprehensión contra 12 exfuncionarios de Segalmex, cuatro personas vinculadas a las empresas con las que coludieron y seis que se beneficiaron de los recursos desviados. “Todo este grupo de presuntos autores de los delitos antes mencionados incurrió en contratos ilegales y pagos ilegales”, dijo el 9 de marzo la Fiscalía. Hasta el momento, nueve han sido detenidos.
Compra de bonos de acciones
Apenas llegó, la Administración de Ovalle (2019-2022) autorizó la compra de bonos bursátiles con dinero de Segalmex. Una acción que está prohibida por la ley. Así lo documentaron varias investigaciones periodísticas y la propia Auditoría Superior de la Federación. Este movimiento generó la apertura de una investigación por la cual ya se ha vinculado a proceso al titular de la Unidad de Administración y Finanzas de Segalmex, René Gavira, también involucrado en la compra de azúcar. Por los bonos, lo acusan del “delito de uso ilícito de facultades y poderes”, según un comunicado de la FGR. Según la Fiscalía, Gavira “presuntamente autorizó la compra, en junio de 2020, de 100,000 títulos de acciones por un valor total de 100 millones de pesos, utilizando recursos públicos de los activos de Segalmex, a través de una Casa de Bolsa”. Pero la Secretaría de la Función Pública ha admitido que fueron 950 millones de pesos.
Irregularidades por 15.151 millones de pesos
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) reportó en febrero pasado irregularidades en el gasto de 15,151 millones de pesos durante los primeros tres años desde la creación del organismo. Entre los hallazgos, se encontró la falta de documentación sobre los gastos y erogaciones realizadas. La Auditoría también registró pagos por servicios que finalmente no fueron adquiridos y documentación sobre proveedores que tienen firmas que presentan “inconsistencias en sus características”.
Algunos de los puntos evaluados por la ASF estuvieron vinculados a la venta de maíz que realizó Segalmex. Según una de las auditorías, la dependencia otorgó incentivos a medianos productores por 106 millones de pesos sin acreditar las facturas correspondientes. El ente de control identificó la pérdida de varios miles de toneladas de maíz blanco, equivalentes a 55,9 millones de pesos, por lo que nunca se notificó a la afianzadora para validar el seguro. En cuanto a Diconsa, señaló que falta documentación que acredite lo ocurrido con dos cuentas, una por 569,8 millones de pesos y otra por 730,4 millones “mercancías que ya no están físicamente en los depósitos”. Además, registró una pérdida de 56,6 millones por productos caducados o dañados ubicados en almacenes, que no fueron utilizados ni comunicados.
El agujero negro de Liconsa
En los primeros dos años de operación, Segalmex vendió el producto crema de leche en polvo a un precio muy por debajo de lo que determina el mercado. Liconsa fijó unilateralmente un precio que benefició a las empresas y perjudicó al fisco. Cuando la Auditoría solicitó información sobre estas irregularidades, la paraestatal dijo que debido a los acuerdos alcanzados por la unidad a cargo de Gavira, habían presentado una denuncia en su contra y en contra de la empresa Grupo Vicente Suárez 73, una de las firmas que habían acordado para llevar a cabo el proceso de secado.
La ASF realizó un control de las cuentas públicas de Liconsa en 2020 y encontró dinero faltante en múltiples casos. Uno de ellos es el caso de la nata, por el que se detectó un “daño o perjuicio probable” a la Hacienda pública de 293,4 millones de pesos. Por otros contratos, en este caso de leche fresca y maquila seca, encontró un posible desfalco de 518.4 millones de pesos. En el servicio de transporte, la Auditoría encontró inconsistencias por un valor de 620.5 millones de pesos. En el gasto realizado por los certificados de análisis de laboratorio de los productos, otros 46,3 millones. Varias fuentes familiarizadas con el tema han señalado a Liconsa como la estructura utilizada para desviar el grueso del dinero.
La trama venezolana
Según lo documentado por este diario, en una investigación realizada junto a armando.infoAdemás, Gavira estuvo involucrada en una opaca red de intercambio de alimentos por petróleo de Venezuela, que movió millones de euros alrededor del mundo sin dejar rastro. El entramado, diseñado para evadir las sanciones impuestas por Estados Unidos a la dirigencia chavista, recibió la ayuda del gobierno mexicano. Segalmex era la agencia que iba a vender alimentos a una empresa mexicana que actuaría como intermediario. Eso establecía un documento que llevaba la firma de Gavira, pero que el exfuncionario desmintió.
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