El ahuehuete ubicado sobre la concurrida avenida Paseo de la Reforma no se pone verde. Lejos del verde follaje con el que llegó al centro de la capital mexicana en junio pasado, sus ramas languidecen a la vista de miles de transeúntes. Ante su evidente deterioro, las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México ya evalúan su próximo reemplazo por otro ejemplar de la misma especie. El plazo para tomar la decisión será el próximo mes de marzo. La Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) local reconoce que están a la espera del rebrote de su follaje e insiste en la explicación que ya dijeron antes de que el impacto de un auto contra el árbol el pasado 8 de junio fue uno de los principales obstáculos para el ahuehuete. adaptarse a su entorno a pesar de todos los cuidados. Las autoridades capitalinas aún confían en que en las próximas semanas el árbol dará señales de recuperación, sin embargo, según el especialista Saúl Alcántara, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el ejemplar se encuentra muerto desde el año pasado a causa de las acometidas y los errores fatales en su trasplante.
La secretaria de Medio Ambiente de la capital, Marina Robles, y especialistas esperan un sorpresivo rebrote del ahuehuete en las próximas cinco semanas. La titular de la Sedema dijo el sábado pasado a medios locales que aunque vuelva a crecer el árbol, si no lo hace de manera “digna”, será reemplazado. “Si no vuelve a crecer, o incluso si vuelve a crecer de una manera que tarda demasiado en tener una estructura hermosa como un árbol, una de las posibilidades es trasladarlo al vivero de Nezahualcóyotl, para ayudarlo a crecer adecuadamente, ” ella declaró. . En este caso, el Gobierno de la Ciudad de México pondría otro ahuehuete para reemplazar al que ahora languidece.
Isidro Recillas, subdirector de Diseño de Proyectos de la Dirección de Infraestructura Verde de la Sedema, defiende que la forma de trasladar el árbol fue correcta, sin embargo, situaciones como el impacto con el auto lo afectaron gravemente. Aun así, descartó que esté muerto. “El daño está ahí, lamentablemente”, admite. La alternativa, agrega, será reemplazar al actual ahuehuete por uno de sus hermanos que está en un vivero en Nezahualcóyotl, Estado de México y trasladar el árbol enfermo al vivero para que reciba una rehabilitación de uno a dos años. Recillas asegura que si se reemplaza, el nuevo árbol tendrá una tasa de supervivencia superior al 95%.
Apenas en junio pasado, los capitalinos dieron la bienvenida al árbol milenario proveniente de un vivero en Nuevo León. El ejemplar, de 12 metros de altura, recorrió más de 870 kilómetros por carretera para sustituir a una palmera que había ocupado esa rotonda durante más de 100 años. El ahuehuete llegó a la Ciudad de México a tiempo, justo a tiempo para las celebraciones por el Día Mundial del Medio Ambiente, el 5 de junio. Sin embargo, su llegada fue atropellada desde el principio. La anterior ola de protestas de los colectivos que exigían la cesión de este espacio como espacio en memoria de las víctimas de los desaparecidos en el país, junto con el impacto de un automóvil apenas tres días después de su llegada, remontaron su turbulento aterrizaje al que a ellos se sumó posteriormente la presencia de hongos en sus raíces.
Para Saúl Alcántara, experto en conservación de jardines de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la mudanza del actual ahuehuete será inminente porque insiste en que a estas alturas es imposible un rebrote. “Ya es demasiado tarde, el árbol ya no tiene vida”. El experto insiste en que desde los primeros 20 días se puede saber si un trasplante tiene éxito o no y en este caso, subraya, se cometieron errores técnicos fatales desde el primer momento. “El árbol estaba demasiado estresado y cuando lo plantaron era hora de quitarle las hojas y reactivar las raíces, pero eso nunca lo hicieron y lo regaron al mediodía, eso provoca la pudrición de la raíz, hubo muchos errores”.
Alcántara advierte que ahora que se coloca un segundo ahuehuete, la Sedema debe evitar repetir los errores del pasado. “Mi recomendación es usar un árbol de un vivero en la Ciudad de México, podarlo, limpiar las hojas para que no pierdan agua y cuidar que no se golpee el cepellón (la tierra que contiene las raíces), si esto sucede. y entra aire por las raíces el árbol va a sufrir mucho y una vez plantado ya no lo muevan y rieguen, estos árboles necesitan tres años de cuidados muy importantes y después se empiezan a defender”, agrega.
El especialista, que tiene experiencia colocando ahuehuetes en espacios urbanos, lamenta que el famoso ahuehuete de la rotonda Reforma haya pasado por tanto estrés. “Cada árbol es un ser vivo, que eran dioses que les daban oraciones y hasta ofrecían su propia sangre, un árbol de estas características, tan hermoso que era, por los fracasos y las prisas, seguramente para celebrar el Día del Medio Ambiente hubo desatinos que se llevaron lo lleva al límite de la vida porque la naturaleza no está pendiente de las inauguraciones”, concluye.
En la mitología mesoamericana, el ahuehuete es un símbolo divino que acompaña a los dioses. Hoy, uno de sus ejemplares más famosos vive una odisea sin fin: de un vivero en Nuevo León al corazón de la Ciudad de México y en las próximas semanas, si no se recupera lo suficiente, su tronco será trasladado a un vivero en Neza, en el estado de mexico
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